miércoles, 2 de marzo de 2011

Mi hermanito

Cristóbal Draugialis Pessoa, la verdad se me hace complicado hablar de ti, y no por no tener de que hablar, si no todo lo contrario, por tener muchas cosas que quisiera decir, y allí surge un problema más, no se como decirlas. Es difícil, porque de ti hermanito, puedo rescatar cosas de una persona muy normal, como la que tu eras, y de una persona muy especial como la que tu eras, es allí donde nace la complicación.

Tu vida como la conocí fue bien difícil, llena de problemas de salud, pero cuando uno te miraba, o te veía haciendo algunas cosas, perecías el más sano, alto, fuerte y seguro. Mamá tubo gran suerte en poder verte en esos momentos difíciles de dolor, yo no pude verte tanto por no estar todo el tiempo allí, como también por quebrarme al verte.

Que grande fue tenerte a mi lado, con tus ideas disparatadas, pero increíbles, muy reales muchas, y otras tantas futuristas. Algunas según dijo el Ing. Eddy Paez, la están haciendo algunos alumnos con algunos ingenieros de la Universidad que tanto te agrado, otras sirvieron para mi tesis. Otras tantas esperemos hacerlas realidad, porque muchas quedaron planteadas.

Te gustaba ir a jugar con tus amigos, te gustaba salir, pasear ni se diga; alguna vez tomar una cervecita bien fría, y otras tantas lanzar alguna frase como “Pierdan el tiempo, pero en cosas que valgan la pena” .

Te gustaba la mecánica, y soñabas con lo que se podría hacer más adelante, como te gustaba ver películas durante toda una noche, y cuando amanecías, estabas investigando en la computadora. Muy pocas cosas se te pasaban por alto, y no precisamente por tu estatura, sino que eras muy observador. Y con una vida así de interesante, no desaprovechaste momento para ponerte nuevas metas, conseguir realizar tus alocadas ideas. Siempre tan alegre, bellaco en términos más usados por acá, y aun cuando estabas ya partiendo, tenías las suficientes fuerzas para hacer una broma, y rezar con la fe bien puesta, y aceptando tu ida al encuentro del Señor.

Gracias Dios por habernos permitido tenerlo, conocerlo y aprender con y de el, gracias por habérmelo dado de hermano, quien mejor que el.

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